EN EL PROLOGO-
Durante siglos donó el río de San Esteban al valle de su
nombre vida y muerte: alegres cascadas y pozos invitan a tomar un baño, el
incesable correr de aguas mansas, cristalinas, orquestan un alegre murmullo, que en ocasiones de lluvias
fuertes se convierte en río salvaje que sale de sus cauces,
arrasando todo lo que se le atraviesa a su impetuoso flujo y llevando consigo
los pertrechos del descuido humano.También aquí, como en otras partes, el
hombre abusaba y abusa de la generosidad de la naturaleza y se proveía, sin
mayores preocupaciones, de los espléndidos recursos de ella. El rio San Esteban era fuente de agua y
frescura para su pueblo, y objeto de poemas y cantos a su
hermosura, pero cuando el Puerto precisaba de agua y las casas e industrias requerían
del líquido para poder vivir y trabajar, el río tuvo que morir: se construyeron en
diferentes épocas diversas tomas de agua, largos canales y tuberías y río abajo no se le dejaron
sino unas gotas que a la gente no le permitieron más disfrutar de sus aguas
para sus baños acostumbrados. Al pueblo de San Esteban le llega el agua
desde la toma por un pequeño tubo
que a veces no alcanza satisfacer la demanda de todos.Río San Esteban
Hoy en día, para
tomar un baño, hay que subir aguas arriba hasta por encima de la "toma
nueva" para encontrar los sitios, donde el río en su correr descansa un ratito en
unos pozos lindos y frecuentados por pobladores y visitantes.Es un deseo de la
comunidad que, cuando lo permita el caudal del río, se abran las compuertas en la toma dejando que con su
impetuosidad natural las aguas limpien su lecho y rellenen los pozos tan
añorados por los bañistas.Río San Esteban 2 El amplio valle de
San Esteban, que se abre en la
parte baja, prestó sus fértiles tierras a que, primero
laboriosos colonos y luego grandes terratenientes, sembraran allí sus
plantaciones de café y cacao. Los potentes hacendados hicieron a
los hombres trabajar para ellos, y éstos multiplicados en su afán de
procrearse, invadieron el valle, cuando se presentó una coyuntura política
conveniente, y crearon la situación actual e irreversible, erradicando bosques
y campos.
Así se generó lo que hoy se llama "Valle Verde".Pasó lo mismo
que en el mundo entero (compárese Alemania Oriental o la Unión Soviética) que bajo
el pretexto de una conciencia social, se confunden entre complacencias de
efectos monetarios y una planificación inteligente, que sabe medir y solucionar
los anhelos sociales con las necesidades
de un desarrollo equilibrado, con visión hacia el futuro.Y lo del río se reflejó en el pueblo: acostumbrado a una vida apacible,
pero siempre laboriosa, el acontecer de fiestas campestres y alegres encuentros
de sus moradores, hoy la apacibilidad cedió a la letargia como si la gente,
enjaulada entre la belleza de la exuberante naturaleza, esperaba el principe
para sacarla de sus sueños y abrirle el paso a un nuevo futuro.Hoy, San Esteban es sitio de retiro y
refugio de personas mayores y lugar de descanso de muchos que trabajan en otros
sitios pero regresan en las tardes a sus casas.
Hay unos tallercitos de
reparación para carros y neveras, pero San Esteban aspira con ansiedad
un nuevo arranque para el futuro, que bien comienza a manifestarse a través de instituciones educacionales como
Hogares Crea, artesanales como el nuevo proyecto "Taller Artesanal San Esteban" y el Museo
"Antón Góring" y, desde luego actividades turísticas dirigidas que
permitan a los visitantes conocer el pueblo, su historia y disfrutar de las
bellezas naturales.
Tomado del Libro San Esteban,
Remembranzas, Sosiego y Reverdecer, propiedad intelectual de Hanns Dieter
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