FOTO CORTESÍA DEL BLOG. LA FORTALEZA
¡Patanemo! Lejanías de mar, viento y nubes de tormenta.
-Como que va a llover. Exclamaba la tía.
-Asómate a ver cómo está Patanemo. Si el tiempo está puesto
es lluvia segura. Era la respuesta que no se hacía esperar como si Patanemo
fuera el barómetro anunciante de la tormenta tropical.
Punta perdida en barlovento. Ensenada de olas infinitas.
Playa segura que invita adentro, firmes los pies en suave base de sustentación.
Cocales de paisaje azul. Azul el cielo, azul el mar; azules
también las ilusiones que, remontando los Alisios subían y subían más allá del
horizonte.
¡Patanemo! Olas y río tenían su encuentro como amantes bajo
palmas, a la orilla junto al mar. Arenas tibias, cielo de zafir; celajes rosa y
crepúsculos de ensueño. Las garzas despedían la tarde hermosa, entre espumas,
en la orilla junto al mar.
¡ Patanemo! Silencio y lejanía. Sol radiante que iridiza en
mil destellos. Sol vespertino tras la silueta de los cerros; noble fiesta de
rojos purpurinos, violeta y arreboles que se pierden, se confunden a lo lejos,
en el mar.
Largas las tardes caminando a Patanemo. En la Rosa palmas y
en Gañango buf¡aderas; caminos de sal y sombras de manglar. Montaña verde
impenetrable en el misterio. Ulular palpitante anclado en el pasado, anhelos de
futuro bajo el cielo junto al mar.
¡Cielo! Cielo de pájaros y remotos vuelos. Nubes blancas;
formas que saludan, rostros que sonríen, manos blancas y cabellos canos, son
las nubes volando sobre el mar.
En la altura la colina solitaria, anfiteatro de silencio;
voces de mar y cantar de caracol. Arcilla y mármol en tus cerros; mirador sobre
las olas. Islas lejanas, fantasía de tesoros, bucaneros y piratas; huellas de
fantasmas y al horizonte en (alinea, la silueta imaginaria de amenazante
galeón.
Noches de ternura bajo las palmas del río. Manos de nácar
con palabras de promesa. Calidez de unos labios con aliento de rosa, lecho de
arena entibiado por el sol.
Resbala la brisa, disolviendo la espuma de las olas del mar.
Palmeras de olvido en cercano cementerio; presencia de lo eterno navega sin
cesar. Retorno, piraguas negras de la muerte y una cruz como farol. i Patanemo!
Azules lejanos de perdidos horizontes, cabalgando en las fronteras de mi
tiempo; fantasías lejanas de inalcanzable ilusión.
Tomado del Libro
Hadas Brujas y Duendes de Puerto Cabello, propiedad intelectual de Adolfo
Aristeguieta Gramcko
Belleza natural no explotada turísticamente.
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