lunes, 8 de febrero de 2016

El baile de la hamaca/ San Millán

En Venezuela, las fiestas del carnaval llegaron con la Conquista, y se jugaba con agua, huevos, azulillo y otro tipo de sustancias. En la época del Presidente Guzman Blanco, se le trata de poner un orden a estas fiestas y comienzan a ser más refinadas, entre desfiles de carrozas, comparsas y bailes públicos y privados. 

"La vinculación con los curazoleños fue más allá del comercio, estrechándose afectos culturales a través del folklore y de la gastronomía. Algunas de nuestras manifestaciones artísticas consideradas como autóctonas, proceden de las Antillas, entre ellas la hamaca." Puerto Cabello y Curazao, Don Miguel Elías Dao.

El baile de la hamaca, se asienta en el barrio San Millán y se remonta a los inicios del siglo XIX en el que había una inmigración proveniente de Curazao que se radicó en uno de los barrios más antiguos de Puerto Cabello y dio inicio a estas festividades carnestolendas. Aunque no se tiene fecha exacta de cuando comenzó este baile, la tradición , ya en forma oral como representada del mismo, se lleva desde 1871, entrando en el primer período de gobierno de Guzman Blanco y que quizás, se acogieron ellos a la idea de organizar , de hacer una comparsa representativa para las fiestas de carnaval.



La casa de Viviano Pitre, descendiente curazoleño, ya fallecido y el cultor más representativo de esta tradición, es donde se encontraba la hamaca. 




 Este baile tradicional consiste en la dramatización tragi-cómica del arrebato de celos que sufre un negro en un entierro, cuando descubre la infidelidad de su mujer precisamente con el muerto. Se realiza el lunes de carnaval por la noche, donde se reza, se toma café, licor y se cuentan chistes. Luego al llegar la media noche empieza la parranda, se tocan los tambores y las mujeres lloran.


El velorio termina a las cinco de la mañana y la hamaca es guardada en la misma casa. El día martes todos los que celebran la tradición están concentrados en el sitio del velorio y justo antes del mediodía llega corriendo a la multitud una persona gritando: ¡Ya se murió! ¡Ya se murió! Entonces la gente toca sus tambores, soplan sus cachos y gritando todos en coro responden: ¡Hay que enterrarla! ¡Hay que enterrarla! Y se dirigen hacia la casa donde está el supuesto muerto. Y es allí cuando comienza el "cortejo fúnebre", entre tambores, los cachos, escardillas, platos de peltre y otros instrumentos y herramientas de trabajo agrícola que sirven para crear la música característica propia del baile.

Dos personas llevan en hombros La Hamaca, danzando por todas las calles de la ciudad. Un grupo de hombres va ataviado con camisas estampadas, turbantes y rostros pintados de negro. Llevan en sus manos una vara o palo de metro y medio aproximadamente. En un lugar determinado del recorrido uno de ellos golpea La Hamaca gritando: ¡Vita Hombrus! ¡Macho yo!, tirándola al suelo, enseguida las mujeres, muy bien adornadas con sus vestidos floreados y algunas con sombreros (Pava), se arrodillan encima de La Hamaca llorando, esto produce celos entre los hombres y sucede una pelea a vara o a palo, que luego es interrumpida por el cambio del ritmo del tambor cuando las mujeres los incitan a bailar. Esta dramatización se repite una y otra vez durante el paseo por todas las calles de la ciudad. 

El acto de enterramiento se produce en el sitio de donde partió-

Comentarios:

Recordamos que una de las formas de llevar a los enfermos y hasta los muertos de un lugar a otro, en las zonas agrícolas y en lo barrios de siglos a atrás, era en una hamaca. Por eso la imagen mas predominante es La Hamaca, donde va el muerto, en este caso.

Se pintan las caras con azulillo, negro humo y otras pinturas, para representar la tradición afrodescendiente. Andan sin camisa, propio de los esclavos, y romper las franelas en el cuerpo era símbolo de libertad, en medio de su realidad.

La hamaca de San Millán, llevada por los pobladores de la zona, desde hace más de 40 años, es difundida a nivel nacional e internacional por el Grupo Folklórico Tambores de San Millán y años después ya a través de la Fundación La Hamaca, del mismo barrio, llevando así talleres donde se explica el baile en sí. La hamaca reposa en la Casa del Tambor del barrio San Millán.

Hay mucho trabajo de investigación que debe hacerse sobre este baile, que se ha mantenido más de tradición oral y representativa en cada Lunes por la noche y todo el martes de Carnaval.









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