En San Esteban, en días pasados, no habían muros ni
casas, todo parecía un sólo jardín. Hasta hoy no hay alcalde ni policía, ya que
no había necesidad, porque prácticamente se desconocían hurtos o atracos.
Pero sí había y hay fantasmas. Cuentan las tías Capriles
que se ha visto a menudo al afamado y notorio general Pérez Soto, montado sobre
un caballo blanco.
Y hace no muchos años, sí penetró en la casa de las tías
Rómer un prófugo de la justicia, quien, sin embargo, estaba tan asustado por la
resoluta defensa de las señoras, que se entregó a ellas, fue atado y entregado
a la autoridad.
Leyendas narradas por Julio Tirado.
1)"En la casa
de mi abuela pasó una vez con mi tío Francisco, llegando se acuesta a dormir y
cierra la puerta del cuarto. Cuando él se encuentra a medianoche, ve una niña
parada diciéndole: ¡Levántate, que una muchacha te está esperando en las rejas
de la casa en la parte de afuera! El se sorprende, no le hace caso y sigue
durmiendo. Le hace la segunda llamada: ¡Párate, que te están esperando allá
afuera! Y entonces, la niña lo agarró y lo mordió y ahí cuando lo mordió él se
sorprendió y le vio los ojos: no tenía ojos. Al ver que la niña no tenía ojos,
se levanta, todavía medio dormido, cuando se da cuenta que la niña ya se había
ido y se ve que él había cerrado la puerta con candado y la puerta se
encontraba abierta. A esta niña, si él la hubiera seguido, posiblemente se lo
hubiera llevado y algo le hubiera pasado. Por eso se dice que en San Esteban
existen muchas leyendas!"
2)"Por el Camino de los Españoles se dice que sale
un hombre hablándole al río diciéndote donde se encuentran las morocotas
escondidas.
Una vez un viejo de la zona decide pasear por todo el
camino hasta el Puente de los Españoles, con una botella de guarapita. El va
bebiendo por todo este camino diciendo: El hombre que sale a la orilla del río
¡qué me diga donde están las morocotas! El se va bebiendo su guarapita
tranquilamente: El hombre que sale a la orilla del río ¡qué me diga donde están
las morocotas! Llega al Puente de los Españoles y se regresa. En su regreso va
diciendo lo mismo: El hombre que sale a la orilla del río ¡qué me diga donde
están las morocotas!
Ya viene medio "prendido". A medio kilómetro
antes de llegar a la casa de Las Quigoas ve a un hombre atravesado en el
camino, acostado. Pasa por un lado y el hombre se estira. Va a pasar por el
otro lado y el hombre se estira del otro lado.
Entonces él prefiere regresar y agarrar impulso para
saltar, cuando corre está tan "prendido" que tropieza y pisa al
muerto y ¡se hizo en los pantalones! Salió corriendo hasta llegar a Las
Quigoas". 3)"En el camino de lo que se conoce como la casa de los
Morenos hasta la toma de agua, todo eso era de tierra, la gente vieja cuenta de
que allí salía un hombre, un enano y decía: Tú me das 7 vueltas al camino y yo
te digo donde están enterradas las morocotas. Entonces el enano se montaba y tú
le dabas vueltas. Un día un viejo también lo hizo, se montó al enano y empezó
desde los Morenos hasta la toma y desde la toma hasta los Morenos. Cuando va
por el tercer viaje ve y el enano tiene las piernas más largas. Cuando va por
el quinto viaje y voltea hacia atrás ve que las piernas están guindado, el
enano estaba grande y el sombrero no le servía. El hombre empezó a gritar:
¡bájate, bájate!
Y desde luego, por ahí en lo más espeso de las montañas
viven Los Calimbas o Gnomos de San Esteban. Como los describe Efraín Inaudy
Bolívar en su libro del mismo nombre, Los Calimbas son hombrecitos muy
diminutos, casi del tamaño de un dedo índice; de piel roja, con cara de niño,
ojos grandes como de lechuza, cejas muy pobladas, barba teñida de azul y unas
alas como la de los caballitos del diablo. Estos seres diminutos son los
guardianes del bosque y de todos los animales y plantas que allí habitan, y
castigan implacablemente a cualquiera que les cause daño.
Tomado del Libro San Esteban, Remembranzas, Sosiego y
Reverdecer, propiedad intelectual de Hanns Dieter
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