jueves, 1 de septiembre de 2016

ORIGEN DE LA EXPRESION ¡VETE AL CARAJO!


¿Cuántas veces habremos escuchado o dicho esa frase? Es muy recurrida cuándo alguien dice o hace algo que nos molesta y, ni cortos ni perezosos lo mandamos “ó carallo” como dirían los gallegos. Sin embargo, ¿ Cuáles es el origen real de la expresión “Vete al Carajo”? 
Si buscamos en el diccionario dela Real Academia Española el significado propio de la palabra “carajo”, la primera acepción que aparece es la de miembro viril y a continuación le siguen una retahíla de interjecciones y lociones referentes al término, pero ninguna explica el porqué de la expresión ¡Vete al Carajo!, y que popularmente está tan extendida tanto en España como en muchos países latinoamericanos.
Para averiguarlo nos remontamos siglos atrás, en la época dorada del Imperio Español, tiempo de hallazgos marítimos y asentamientos coloniales. Impresionantes carabelas surcaban el Atlántico dónde los vigías ojeaban el horizonte en busca de señales de tierra. Lo hacían desde una canastilla situada al final del mástil, a la que los marineros (por su semejanza con el órgano sexual masculino) terminaron por llamar CARAJO.
Como castigo y a consecuencia de una infracción cometida a bordo por un marinero, éste era enviado al carajo durante horas e incluso días. La sensación de movimiento lateral era tal, que los marineros salían mareados y atormentados. La expresión se popularizo por el uso descontextualizado de los marineros, y ha llegado a nuestros días como respuesta a cuando alguien nos dice algo que nos sienta mal o nos hace sentir incómodo, e incluso cuando nos cuenta algo que nos resulta sorprendente o poco creíble.

 Según la real Academia de la lengua, “Carajo” era el nombre que se le puso al espacio ubicado en la parte más alta de los mástiles de las antiguas carabelas españolas. Era una especie de canasta, que servía como puesto de observación, desde el cual los vigías oteaban el horizonte en busca de naves enemigas, puntos de ubicación o lugares hasta donde querían llegar. Por otro lado, los marinos de aquellas épocas, asociaban al mástil y dicha canastilla, con el órgano sexual masculino.


En aquel lugar, el más alto del mástil y el más inestable de la nave, se sentía en mayor magnitud, el movimiento lateral realizado por un barco de vela, de acuerdo al movimiento del mar. El marino que era enviado a permanecer como vigía, luego de apenas un par de horas, bajaba totalmente mareado; lo que era considerado como un duro castigo y servía para dar escarmiento a quienes cometían alguna infracción a bordo.


De ahí parece surgir la expresión: "Váyase al Carajo", como interjección para expresar un desacuerdo con alguien. Pero igualmente, también se acuñó otra expresión: "Ese tipo está del Carajo", cuando algunos marinos, podían permanecer impasibles y tolerar sin mayores problemas los movimientos del barco, aun ante las peores tempestades.

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